Subió las escaleras más inquieto de lo que pudo percibirse, aún sabiendo que a esas horas la casa estaría vacía. Cargaba algunas cosas entre los brazos que le dificultaron abrir la siguiente puerta. El cuerpo del espacio le recibió con sórdida pesadez, lo primero que vio al entrar fueron unas latas vacías de cerveza sobre cada costado de la mesa, la necesidad de huir de ese espacio no le permitió escuchar mientras cuestionaba como llegaron ahí.
Entró a la habitación encontrando el caos que prevalece desde su ausencia, a un lado del reproductor de películas encontró a Subiela y cerca de la cama su bitácora; sin curiosidad alguna, sólo repulsión ante la idea de penetrar en su pensamiento.
Las imágenes que el lugar producía no le permitieron observar los trazos de la pared.