El
hombre emerge de su existencia para comenzar a explorar el mundo, en
su despertar se encuentra en medio de dos esencias que lo mantienen atado. En la lucha por conseguir una salida, encuentra un camino al mismo tiempo que estos seres lo
entrelazan para disuadirlo del presente. Primero el instinto le llama
a reconocer sus pasiones, a dejarse llevar por la curiosidad del
descubrimiento; mientras la razón les observa cautelosamente,
preparando una estrategia para entrar a cuestionar sus acciones.
El
hombre se encuentra en medio de la lucha de estas dos fuerzas,
mientras sus impulsos le demandan continuidad, su intelecto le pide
discutir sus acciones. El hombre comienza a desesperar al no saber
que hacer, una fuerza externa llega a apoderarse de él para
ofrecerle un estado de contemplación que le permita observar lo que
sucede para decidir accionar y encontrar armonía en su entorno.
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