jueves, 6 de noviembre de 2014

hambruna

No sé en que momento puedo reconocer mis habilidades o si es necesario reconocerlas, será que sólo es parte de la hambruna del ego.

Creo que como me siento es como la gente me ve, pero he de confesar que cuando me veo al espejo y creo verme, me siento bien. Quizá es verme bien a la estética que se nos ha impuesto pero no me agrada verme al espejo cada que entro al baño. En ocasiones el físico

la propiedad de ideas

...si puedo ver la vida positiva o sólo es una evasión a la ausencia o sólo es la angustia de la separatidad.
confrontar, tomar el miedo para examinarlo y deshecharlo a través de acciones relevantes ha dicha necesidad.
Creo haber comprendido porque me he sugerido no tener pareja en este tiempo y en ocasiones las imágenes de mi último compañero irrumpen memorias para anhelar la comodidad de la compañía y convivencia que conlleva una pareja. Siento claridad en mi entorno y todas las situaciones que se presentan vienen a demostrar que hay más para ayudar a comprender lo que me es ajeno. Me siento en una constante lucha con mi ego y lo interesante es que cada que creo que he logrado mejoría y permito felicitarme algo se presenta para recordar que hay más cosas que hacer y sé que en parte esta carta confesión la he escrito con la intención de enserñarles algo pero me gustaría que mi cuerpo lo transformara a la voluntad de compartir, de cualquier persona que la escuche me conteste, y de preferencia no racional; "sólo somos un medio". 
He salido renovada de la clase pasada, me he construído expectativas que espero pronto se disipen. He sentido un espacio en donde trabajar, los compañeros están dispuestos, es parte de la motivación.
Pero suelo emocionarme muy fácil al inicio de algo que va marchando bien pero fácil puedo desmotivarme y desistir, esta vez quiero creer que tengo un objetivo claro y que de esta manera les comparto mi temor para solicitar su apoyo y así dejar que mis acciones hablen para que cuenten conmigo. Cuando supe que podía atender a los demás en vez de a mí fue cuando comenzaron los intercambios, sin exigencias ni demandas, sólo fluidez.